En el catálogo de elementos arquitectónicos de la villa no solo destacan las grandes obras. En su paseo por La Almunia de Doña Godina y sus alrededores podrá observar numerosos elementos de interés, como las casas tradicionales de los agricultores, que aunque en muchas de las zonas del pueblo han dado paso a construcciones modernas, aún conservan su tipología en calles del casco histórico como Cabañas, Aceña, la Replaceta de los Melones o Barrioverde. En esas estrechas callejas, con callejones sin salida, como el Callejón de Cristo, podemos ver rincones de casas con portada en arco de medio punto, algunas levantadas de adobas y encaladas.
Los peirones son columnas o pilares de piedra o ladrillo que generalmente contienen una advocación religiosa y están rematados por una cruz. Se ubican en la entrada de villas, pueblos y aldeas o en los cruces de caminos, siempre cerca de un núcleo habitado. En La Almunia destacan varios, los más antiguos del siglo XVIII. El peirón de la Virgen de los Dolores o del Romeral, del siglo XVIII, está situado a unos 500 metros del casco urbano, en la partida del Romeral; el de Vargas o del Sagrado Corazón se sitúa en el Camino de Vargas, y es un poco posterior. Más recientes son el Peirón de San Sebastián, en el barrio homónimo, también conocido como las Cabilas, que se levantó en 1942; el Peirón de la Virgen del Pilar, en el camino del mismo nombre, que data de 1952, aunque fue reconstruido en 2009 debido al derrumbe durante las obras de la Variante de La Almunia. Algo distinta es la Cruz de La Balsa, en la Avenida del Corazón de Jesús, que se levantó en1945. Recibe este nombre por que originalmente se ubicaba junto a la balsa que se encontraba en las inmediaciones de la Puerta de la Balsa, en la entrada desde Cariñena. Por último, el desaparecido Peirón-capilla de San Miguel tiene un recordatorio en la casa que ocupa el lugar en el que se ubicaba; podemos verla empotrada en la pared de ladrillo del nº 3 de la Avenida de Zaragoza.
Otros elementos de la arquitectura tradicional de nuestro municipio son las huertas: casas de campo en las que habitaban las familias de agricultores durante todo el año. Ya hemos reseñado aquí las más antiguas, la de Garay y la de los Balcones, pero hay muchas más repartidas por el término que conservan la tipología tradicional de su uso agrícola. Algunas contaban con pequeñas capillas, como la desaparecida de San Gregorio o la del Cerrao de Campos, en las que celebraban misa las familias que habitaron en ellas y en las huertas vecinas.