El fraile franciscano Raimundo Gómez, más conocido por su seudónimo: Juan Altamiras, va a servirnos para trazar una ruta en torno a su figura y a su importancia en la historia de la gastronomía europea.
El fraile franciscano Raimundo Gómez, más conocido por su seudónimo: Juan Altamiras, va a servirnos para trazar una ruta en torno a su figura y a su importancia en la historia de la gastronomía europea. Este fraile nacido en La Almunia, donde también aprendió a cocinar antes de ejercer en el convento de San Diego de Zaragoza, es el autor del libro «Nuevo arte de cocina: sacado de la escuela de la experiencia económica», editado por primera vez en Madrid en 1745. Su obra es fundamental ya que a través de sus muchas recetas y anotaciones se puede averiguar la riqueza de la cocina popular del siglo XVIII. Nunca antes en España se había publicado un recetario recogiendo platos y alimentos del pueblo y no de reyes y ricos. Eso explica la influencia de su libro hasta bien entrado el siglo XX, tal y como señala la autora inglesa Vicky Hayward, quien ha realizado un excelente nuevo trabajo de investigación de las recetas de Altamiras, enfatizando por primera vez la relación entre la cocina de Altamiras y su pueblo natal.
La ruta debe comenzar en el convento de San Lorenzo en cuyas dependencias pasaría sus primeros años de ejercicio religioso y noviciado hasta recalar en Zaragoza y tendrá parada obligada en la iglesia parroquial, donde fue bautizado. Una ruta que permitirá descubrir paseando por el casco histórico el pueblo que Altamiras conoció así como la avenida que lleva su nombre. La ruta se completará degustando sus recetas con productos de la zona, aceites creados en el terreno y maridadas con caldos históricos de viñas de las tierras cercanas que también Altamiras recorrió. Otro lugar significativo, aunque en término de la cercana localidad de Alpartir, son los restos del convento franciscano de San Cristóbal que también conoció Juan Altamiras, enclavados en el cerro del mismo nombre, lugar de retiro de los frailes que aunque se encuentra en estado de ruina desde su desamortización, conserva vestigios de sumo interés y unas envidiables vistas del valle.