La Almunia de Doña Godina se ubica a caballo del valle y la montaña, en el pie de monte del Sistema Ibérico, en las estribaciones más bajas de la Sierra de Algairén.
Esta ubicación le confiere unas características especiales que hacen que disponga de una amplia variedad de ecosistemas en un radio de distancia mínimo. La Sierra de Algairén es un atractivo tanto en el propio término almuniense, con las zonas de Valluengo y Fontellas, en las que hay señalizados senderos y una ruta botánica, como en lo más alto de la sierra, en las cercanas localidades de Alpartir o Almonacid, cuyos picos protegen el hermoso Valle de Tiernas.
En la parte baja del término, los campos de frutales acompañan en el descenso a los barrancos hacia los ríos Mediano y Grío, que desaguarán en el Jalón. Huertas tradicionales; árboles singulares, como el roble de la Huerta Roy, uno de los recogidos en el catálogo de árboles singulares de Aragón; riberas festoneadas de chopos y álamos que serpentean junto al río. Cañones y estrechos que en las cercanas Ricla, Morata y Chodes configuran un ecosistema rupícola de gran valor. Grullas que atraviesan nuestro territorio en el otoño y al finalizar el invierno. Paisaje que esconde vida.
Y en la naturaleza es donde mejor se pueden practicar diferentes deportes. La Almunia y su comarca se han convertido en un punto de destino de los amantes del senderismo, de las carreras de montaña, de la BTT y de otras especialidades deportivas que tienen en los senderos y pistas de nuestro territorio el mejor estadio para su práctica.
Paseo de las Huertas
Pasear entre campos de cultivo, explotaciones agrarias, acequias y brazales, permite entender la esencia rural y campesina de donde surgió La Almunia. Por el camino, en cada época del año, encontraremos campos en flor, fruta y hortales en plena producción o colores otoñales e invernales que festonean el mosaico agrícola almuniense.
Nuestro recorrido nos va a llevar por la zona agrícola por excelencia de La Almunia de Doña Godina. Se trata de diversos caminos agrícolas, muchos de ellos asfaltados, que son utilizados a diario por los agricultores de la localidad. Su principal atractivo es poder observar el cambio en los modos de vida y producción agrícola experimentado en las últimas décadas.
Partimos del Polideportivo hasta llegar a la salida del casco urbano por el Camino de la Virgen del Pilar, junto a la cruz ubicada en el Tambor de Sancho. Por el camino asfaltado avanzaremos dejando atrás almacenes y empresas y pasando junto a un sauce de gran tamaño hasta cruzar la variante de La Almunia por el puente elevado.
Al otro lado, el peirón de la Virgen del Pilar hace de divisoria de caminos.
Continuamos por el camino de Enmedio, entre campos, hasta pasar junto a las tapias de adoba de la Huerta Lucia. Poco después giramos a nuestra izquierda para, a través del camino del Saso, acercarnos a otros puntos de interés. La Huerta Roy, o de los Cochochos, mantiene una colección de árboles de gran tamaño en derredor. Aunque si hablamos de tamaño y singularidad la palma se la lleva la cercana y homónima Huerta Roy, que fue propiedad de la familia Rey Ardid, en la que destaca un roble milenario catalogado por el Gobierno de Aragón como árbol singular. Poco después, y ya en el camino del Cerrao de Campos, la huerta del mismo nombrese mantiene en buenas condiciones permitiéndonos ver su modesta capilla.
Tras salir al Camino de La Almunia a Muel, nos desviamos enseguida para tomar el ramal de la Acecuela, nombre de reminiscencias agrícolas que nos llevará entre campos hasta desembocar junto al Pinar de San Gregorio, que toma el nombre de la huerta que allí existía, una de las más grandes, que también tenía capilla en la que celebraban misa los habitantes de las huertas cercanas.
Regresamos hacia La Almunia pasando por la Fuente La Nava, que da nombre al paraje y que no será fácil de observar, perdida entre la vegetación. El camino desemboca en el de Vargas, que pasando por las Huertas de La Vita y Los Castellanos, nos permitirá alcanzar el peirón de Vargas, sito en un pequeño ramal del mismo. Se trata de otro antiguo peirón, dedicado al Sagrado Corazón, que data del s XVIII.
La vuelta la haremos por el camino de La Cuesta, entre campos, vaquerías y algunas cabañas con árboles de gran tamaño, como la del Royo, que plantó hace mas de 40 años varios pinos y, frente a ella, junto a un cubierto, una gran chumbera de más de dos metros de alta, y por la Huerta de las Sanchas también flanqueada por pinos de envergadura.
Casi saliendo a Carra L’Aspro encontramos la Huerta Los Ratones, en la que hay varios árboles frutales de gran porte, aunque se echa de menos el gran tilo centenario que tuvo. Al otro lado del camino se sitúa la Huerta Zabalo, que hoy acoge una vivienda particular y el recinto deportivo de Aragón Pádel Center.
Dejando atrás el camino de las Huertas que conduce al Barrio San Sebastián, también conocido como Las Cabilas, y siguiendo por el Camino de Carra L’Aspro en dirección a La Almunia, llegaremos de nuevo al peirón de la Virgen del Pilar desde el que desandaremos el recorrido hasta alcanzar de nuevo este punto en el que nos encontramos.
Paseo de los cerezos
Poder contemplar de cerca la zona en la que florecen cerezos, domasquineros, almendros, manzanos o melocotoneros, árboles que en primavera se cubren de flores multicolores, y acercarse a la linde con Ricla, en las laderas de la zona de Valdefajas, en la que también hay un mosaico agrícola de gran interés, es el máximo atractivo que ofrece este paseo.
El paseo parte del polideportivo municipal y asciende por la calle Tenerías hasta abandonar el casco urbano por el camino de Cantalobos para llegar, sin dejar dicho camino, hasta el cruce de cuatro caminos que hay poco antes de una granja de terneros; de derecha a izquierda son el camino de Olleros o de Ricla, el camino de Cantalobos (con dos trayectorias paralelas, una de las cuales finaliza más arriba, entre campos, ya en el término de Ricla, mientras que la otra continúa hasta el pinar de repoblación al final del camino), y el camino de Olleros o de Ricla, que cruza hacia el camino de Fontellas junto a la vaquería de la familia Castel.
Cogiendo el camino de Cantalobos, se deja el mojón tallado que marca el lado del término de La Almunia y el de Ricla, a la izquierda, y se continúa por el camino de Cantalobos, que a lo largo de unos 300 metros recorre el término de Ricla para continuar haciendo de línea divisoria entre términos y volver a adentrarse en el término de La Almunia al inicio del pinar. Desde ese lugar, donde se toma la senda por el Barranco de Valdefajas, cruza una pista que llaman “de los Pinos”, que llega hasta Alpartir, recorriendo la zona limítrofe de pinares desde el Camino Cantalobos, pasando por el de Fontellas, hasta la carretera de Alpartir.
Si decidimos estirar la excursión, hay un sendero botánico señalizado que parte de este punto y sube a la Fuente de Fontellas y el Mirador de Alberto, desde el que hay unas hermosas vistas del valle. Si regresamos por el camino de Fontellas atravesaremos la zona del Romeral, con su peirón, el más antiguo del municipio, las Sobre Puyas y Jarandín hasta la zona conocida como “el cuello del barranco de Fontellas” en el que hay construido un muro de contención de avenidas de dicho barranco.